Estamos a poco más de un mes para las elecciones generales 2011, me pregunto si ¿realmente somos conscientes de lo que significa ir a marcar esa cédula electoral y ponerla en una ánfora?, imagino que en muchos casos no. Tengamos en cuenta que el 23% de peruanos electores, decide el mismo día de las elecciones por quién votar, según el sondeo elaborado por la empresa encuestadora Ipsos Apoyo Opinión y Mercado a nivel nacional.
Lo antes mencionado quizá sea una muestra de desinterés, y qué elegir a nuestras autoridades en el Perú es más una obligación que un derecho, el cual debería asumirse con responsabilidad, o más que todo se sufraga para no pagar la multa impuesta por el Jurado Nacional de Elecciones.
Según el artículo 31 de la Constitución Política del Perú, se establece que los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos públicos mediante referéndum, iniciativa legislativa, remoción o revocación de autoridades y demanda de rendición de cuentas. Tienen también el derecho de ser elegidos y de elegir libremente a sus representantes, de acuerdo con las condiciones y procedimientos determinados por ley orgánica.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se establece que el voto es uno de los derechos fundamentales de las personas, pues a través de ella el hombre puede expresar su voluntad, por lo tanto esta manifestación está libre de ataduras.
El VOTO es un derecho que puede ser ejercido o no, según Gustavo Martínez en su artículo “El voto es un derecho, no un deber”, con ello destierra la posibilidad de considerar al voto como un deber, es decir una obligación. No me refiero, ni incito a que debamos huir de nuestra voluntad, mucho menos de nuestro patriotismo, sino que está en cada uno de nosotros asumir responsabilidades sociales.
Sé que cada 5 años, muchos peruanos se rompen la cabeza para decidir finalmente por quién votar, viendo el incremento de listas, aparición de partidos o movimientos políticos nunca antes mencionados, nuestro Perú está cada vez más dividido ideológicamente. Mientras para unos esto se ve con buenos ojos, para muchos es el divisionismo que abruma, decepciona y trae con él la corrupción de la cual los últimos gobiernos no han estado ajenos.
Cabe recordar también que somos casi 20 millones de electores, los cuales seremos parte de un proceso democrático, pero que aún es inmaduro, porque la democracia es la decisión del consenso y la voluntad de uno, pero lo que realmente pasa es que en muchos casos, el voto es obligado, manipulado y condicionado.
Lo que debemos tener en cuenta y siempre presente, es que el voto es la máxima expresión de los derechos políticos, es nuestra voluntad de darles parte de nuestro poder a alguien para que nos gobierne; seamos concientes de nuestra libre decisión con responsabilidad y con información necesaria y no parte de aquellos que nos quejamos, por qué no sólo depende de nuestras autoridades la buena marcha de un país en vías de desarrollo, sino de ciudadanos capaces y activos en espacios de participación y decisión.
Por: Sheyla Román Almanza
